Hacer diseños de patrones de telas no siempre fue fácil. Hay que poner el hilo del color correcto en el lugar correcto para crear el efecto deseado.
En 1805, el ingeniero frances Joseph-Marie Jacquard modificó un telar con tablillas perforadas con la figura que se quería producir. La aguja, estaba continuamente buscando el agujero, cuando lo encontraba, entraba y jalaba el hilo de diferente color que se encontraba del otro lado permitiendo hacer el cambio de colores de forma perfecta.
Cinco años después, un estudiante de la Universidad de Cambridge llamado Charles Babbage, diseñó una máquina utilizando el mismo principio de las tablas perforadas para hacer una “Maquina Analítica”. Según el diseño, esta maquina sería capaz de realizar una secuencia de cálculos.
Intentó e intentó toda su vida pero nunca llegó a terminar la máquina. En el proceso perdió la confianza y fue burla de todos. Sin embargo los principios y sus diseños establecieron las bases para la computación moderna:
En cualquier computadora, el proceso de cálculo se establece al prender y apagar switches de corriente eléctrica, unos y ceros, hoyos en una tabla.
Tan confiable es este método que hasta muy recientemente las computadoras se programaban con tarjetas de carton perforadas.
Y todo empezó con el diseño de un patrón en una tela.
Muchas veces trabajamos arduamente en algo que aparentemente no tiene éxito. Probamos de una forma y de otra sin conseguir el objetivo.
Si crees en algo y estas seguro continúa. Igual y resulta que no es su tiempo todavía.